Es el concepto base de cualquier aprendizaje, evolución o transformación.
La Zona de Comodidad (interior en blanco) se define por todo lo que estamos acostumbrados a hacer, pensar o sentir. Es lo habitual y conocido para nosotros. Incluye experiencias positivas y negativas, comportamientos constructivos y destructivos. Es lo que sabemos a fecha de hoy.
Si queremos aprender o cambiar cualquier cosa, necesitamos salir de lo conocido y aventurarnos en lo desconocido. Esto comporta un riesgo: todavía no sabemos que pasará o si seremos capaz de manejar la situación. Por esto, la tendencia natural es refugiarnos en lo que controlamos: nuestra experiencia hasta la fecha. Así se convierte en nuestro refugio y limitación a la vez. De hecho, cuánto más experiencia acumulamos, más razones tendremos para mantenernos en nuestra ya "amplia" zona de comodidad.
Aprender siempre conlleva tomar un riesgo.
Este principio se aplica a individuos y colectivos de igual manera. Los equipos, las organizaciones e incluso los países tienen su Zona de Comodidad. Están las cosas que se dicen, aquello que no se puede decir, lo que estamos acostumbrados a pensar y aquello que no solemos pensar, nuestra manera de actuar, de organizarnos, de liderar, de expresarnos, de sentir, etc...
Los pasos que damos fuera de la Zona de Comodidad hacen que ésta se expanda. Al hacer, pensar o sentir algo nuevo, ampliamos nuestra Zona de Comodidad. En una palabra: crecemos.
La clave de la evolución está en la capacidad de tomar riesgos. La especialidad de Alto Rendimiento es crear marcos adecuados que facilitan y aceleran este proceso. |